Al menos 531.356 familias están asentadas en piezas o habitaciones
Por: Teresa Pirela
Alfredo Macías tiene 34 años, está próximo a formalizar su relación de ocho años de noviazgo y es poco optimista en torno a las condiciones que debe alcanzar para constituir un hogar. Aún reside con sus padres y requiere una vivienda para mudarse con su novia, con tres meses de embarazo.
En Venezuela 19,3 % de las familias requiere una casa y las legislaciones para la Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda y de Costos y Precios Justos, han afectado la oferta de viviendas en alquiler.
Así lo advierte el estudio sobre Condiciones de Vida en Venezuela, elaborado por las Universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello. La investigación presentada en abril fija su atención en la desaparición de un mercado de arrendatarios que ha forzado a 0,7% de las familias, lo que equivale a 531.356 hogares, a cobijarse en espacios reducidos que en pocos casos disponen de servicios óptimos, según señala la investigación.
La data de núcleos familiares alojados en anexos corresponde a 2015 y supone un incremento 0,2%, en comparación con 2014 cuando 0,5% de la población residía en diminutas construcciones. Hasta ese año 379.540 hogares estaban asentados en extensiones de edificaciones. A ese número se le suman otros 151.816 hogares que el año pasado ocuparon ese tipo de viviendas, en algunos casos improvisadas.
«Es muy difícil sentir que tu vida no avanza porque no tienes los mecanismos para independizarte ni formar una familia plena, fuera del hogar de tus padres», relata Macías. El joven docente actualmente gestiona un crédito para construir una habitación sobre el inmueble de su familia, en La California.
A propósito de ello, especialistas destacan la autoconstrucción y división de viviendas como un negocio familiar. Quienes requieren ingresos adicionales, como personas de la tercera edad o con escasos ingresos, muchas veces asumen el alquiler de cuartos como un emprendimiento.
Roberto Orta Martínez, presidente de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana, expone que se trata de una práctica informal difícil de regular, que además se presta para el desarrollo de actividades comerciales. En algunas zonas como El Marqués, La California, Santa Mónica, San Agustín y La Pastora algunos propietarios han reformado sus casas para alquilar cuartos y anexos.
El arquitecto Alfredo Cilento, investigador del Instituto de Desarrollo Experimental de la UCV, sostiene que la merma de alquileres se ha traducido en un incremento desproporcionado de los precios del mercado secundario. «Un porcentaje apreciable de la población, que no puede adquirir una vivienda, por falta de oferta o por insolvencia económica, demanda alquiler, especialmente recién casados y estudiantes», sostiene el responsable del arqueo de «Vivienda y sus Servicios» presentado por las universidades.
Al déficit habitacional el Ejecutivo responde con una cifra que para Provea se torna incongruente: en diciembre el ministro de Vivienda, Manuel Quevedo, informó sobre la adjudicación de un millón de casas y apartamentos, a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Ese año el Gobierno rindió cuenta sobre el aporte de 326.323 nuevas soluciones habitacionales.
«Un aspecto llamativo que desdice la cifra oficial es la ausencia de datos de construcción de viviendas en la propia Memoria y Cuenta del Ministerio», enfatiza la organización. El instrumento, agrega Provea en su informe anual, solo detalla la construcción de 16.164 viviendas. El estudio sobre Condiciones de Vida es aún más amplio y señala que entre 2006 y 2015 los sectores público y privado produjeron 640.000 viviendas: 64.000 por año.
«Es el equivalente a las producidas en 1968 cuando la población del país era un tercio de la actual», destaca. Ello en un contexto nacional donde el Gobierno ha propuesto aportar 3 millones de viviendas.
Marianella Genatios, presidente del Colegio de Arquitectos, asegura que a la situación se le suma un nuevo factor: la escasez de materiales de construcción; que de acuerdo con las cifras del sector supera el 60%. «La gente no puede vivir sin una vivienda, eso afecta psicológicamente la estructura familiar, el rendimiento laboral, productivo, escolar y emocional», concluye.
El presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, Carlos González, manifiesta que el empobrecimiento de la clase media y las regulaciones han limitado la construcción y el alquiler de viviendas.
Expertos agregan que la escasa implementación de planes de construcción y la incapacidad del sector han incentivado la autoconstrucción, una práctica que desafía los principios de la ingeniería. De 7.590.807 hogares proyectados en 2015, alrededor de 64,3% ha producido su casa, detalla el estudio Condiciones de Vida.
Pese a ello, el urbanista Marco Negrón afirma que la calidad de esas viviendas es aceptable. A su juicio, el mayor problema lo constituye el terreno donde se localizan, lugares desprovistos de servicios y que más tardes son acondicionados de manera precaria a través de intervenciones puntuales. En lugar de falta de vivienda habla de un déficit de ciudad en un país donde 90% de su población vive en áreas urbanas.
En ese sentido, la investigación de la UCV, USB y UCAB enciende las alarmas al asegurar que 13,5% de los hogares venezolanos , que representa alrededor de un millón de familias, están ubicados en zonas de alto riesgo. Adicionalmente más de 3.795.403 son vulnerables frente a las amenazas naturales, como sismos y vaguadas. En otro aspecto, indica que 26,9% de las familias accede a sus casas por calles de tierra, trochas y escalinatas.
Cortes de energía afectan 86% de los hogares del país
En torno a la calidad de las viviendas producidas en el país, 23% presenta grietas, 13% de las casas han sido construidas sobre terrenos inestables y 10,5 están en un inminente riesgo por deslizamiento. Mientras 15,7 de los hogares son vulnerables a inundaciones, según señala el capítulo Vivienda y Servicios del estudio sobre Condiciones de Vida presentado por la UCV, USB y UCAB.
Aunque la disposición final de las aguas servidas se perfila como un problema general, la situación compromete la salubridad en 728.717 viviendas, donde sus residentes utilizan pozo séptico, letrina o descampado para efectuar sus necesidades. Ello equivale a 9,6% de los hogares.
El estudio además señala que 86,4 de los hogares se ve afectado por las interrupciones eléctricas. Casi un millón de viviendas quedan sin energía al día y más de 2.429.058 por lo menos una vez a la semana. 18,6 % de las familias no recibe agua por tubería y casi tres millones de hogares con acueductos se ven afectados por las recurrentes interrupciones del servicio.
A propósito de ello, recientemente el Gobierno anunció el incremento de los topes de los créditos para la adquisición, ampliación y remodelación de viviendas. Además informó sobre la inversión de 23.556 millones de bolívares para el sector construcción. El urbanista Marco Negrón asegura que la solución consiste en acondicionar los barrios para brindarles servicios. «La fuerza de trabajo de la ciudad vive allí», dice.
Fuente: http://www.eluniversal.com/noticias/caracas/anexos-suplen-deficit-viviendas_312319