La tecnología está poniendo patas arriba el sector inmobiliario . Dentro de poco los planos, las fotografías, los renders estáticos y las casetas de venta serán cosa del pasado. Al igual que en el sector financiero con las fintech, el inmobiliario está siendo colonizado por nuevas empresas cuyo objetivo es innovar y simplificar el negocio a través de herramientas tecnológicas. Son las llamadas proptech, «un término acuñado en el mercado anglosajón para definir a toda aquella industria tecnológica que está creando valor al sector inmobiliario: desde portales inmobiliarios, pasando por el crowdfunding, el big data, la realidad virtual para comercialización, la visualización de inmuebles, el software de gestión, la domótica o el Internet de las cosas», explica Ignacio Martínez-Avial, director general de Desarrollo de Negocio Corporativo y responsable del lanzamiento de Aguirre Newman Digital. Esta consultora, junto con Finnovating, ha realizado el primer mapa de empresas proptech en España y ha identificado a cerca de 60 compañías españolas —o de gestión española— con un foco tecnológico e inmobiliario puro. «El potencial de esta industria es grande y hay muchas más start-ups de tamaño muy pequeño que están trabajando estas tecnologías», dice Martínez-Avial.
España está iniciando la revolución. Solo en Reino Unido hay identificadas más de 250 compañías consideradas proptech de 17 industrias o subsectores vinculados al sector inmobiliario. En los últimos cinco años, este mercado ha pasado de captar 221 millones de dólares a superar los 2.665 millones en un total de 235 operaciones, fundamentalmente en Reino Unido y Estados Unidos, según la plataforma CB Insights.
Esta misma semana nacía Vitrio, la primera aplicación (app) que traslada la realidad virtual al sector inmobiliario. El usuario puede comprar, vender o alquilar su casa aprovechando todas las posibilidades de esta tecnología, «permite vivir la experiencia de visitar una casa sin tener que desplazarse», indica Jesús Rodríguez, cofundador de Vitrio, que nace de la unión de Ressolutions, compañía de servicios inmobiliarios, y Massive Square, especialistas en tecnología de realidad virtual. Eso sí, siempre que el usuario cuente con gafas para esta tecnología.
En España hay unas 60 compañías de este tipo frente a las más de 250 en Reino Unido
Algunas promotoras y fondos de inversión ya permiten visitar promociones que aún no existen, tanto de las zonas comunes como del interior de los pisos, echando mano de proptech como BaboonLab, una empresa de Zaragoza puntera en el mundo de la realidad virtual y nuevas tecnologías para la arquitectura. Su gran salto ha sido crear una inmersión en tiempo real utilizando tecnología de macroproducciones de videojuegos. «Hemos pasado del plano de venta a las infografías y de éstas a las visitas virtuales en tiempo real que permiten a los compradores pasear físicamente por la vivienda y configurarla a su gusto con una calidad hiperrealista», dicen en esta start-up.
El salto que da el inmobiliario español es inmenso. «Poder experimentar la sensación de conocer de una forma tan realista lo que pretendemos adquirir, sin límites de distancia y con anticipación, es un ventaja impresionante. Es como tener un piso piloto a miles de kilómetros de distancia», cuenta Miguel Teus, socio fundador de MTB Gestión Inmobiliaria. Este experto cree que la capacidad de cerrar acuerdos a larga distancia, sin presencia física de los interesados, agiliza y dinamiza el sector de una forma «jamás vista hasta ahora».
El uso de realidad virtual acelera las ventas y los alquileres. «Las viviendas virtualizadas se venden en menos de un mes desde el comienzo de la comercialización de una promoción», recalcan en Baboonlab, que en unos días va a lanzar una nueva aplicación de decoración virtual para inmobiliarias.
Porque el sector de la decoración y las reformas no se está quedando atrás en esta nueva era, en la que el cliente descubre cómo podría quedar el piso tras ser reformado y decorado, una herramienta de incalculable valor para las agencias y portales inmobiliarios. Desde diciembre de 2016, los clientes de Rimontgo pueden acceder a un recorrido virtual desde cualquier lugar del planeta. El servicer de Aliseda Inmobiliaria lanzaba la pasada semana simulaciones online de reforma y decoración en 100 inmuebles que tiene a la venta. «El cliente verá una imagen actual de una estancia que haya elegido, junto con otra en la que podrá ver el resultado tras un proceso de reforma o de decoración». «Los pisos con decoración virtual multiplican por tres las visitas a un anuncio en Internet y reciben el doble de contactos», comenta María José González-Barros, consejera delegada de Espaciodeco, start-up de decoración que acaba de lanzar una solución de realidad virtual para inmuebles de segunda mano. La tecnología ha recalado también en el mundo del interiorismo. «Gracias a las nuevas tecnologías, sin moverte de casa o desde la oficina, hoy podemos estar en contacto permanente con un experto interiorista», señala Belén Horasdeluz, creadora de One by HDL, una nueva consultoría de decoración online.
Menores comisiones
De esta revolución entre tecnología y ladrillo también participan las agencias inmobiliarias digitales, cuyo signo distintivo es que no hay intermediarios ni comisiones. «En mercados maduros como Reino Unido, son ya una alternativa a las agencias tradicionales, cuyo modelo de negocio se basa casi exclusivamente en las comisiones», dice Lorenzo Ritella, fundador y consejero delegado de Propertista, agencia online que aterrizó en el mercado a principios de 2016. «Teniendo en cuenta que la comisión de las agencias tradicionales está entre el 3% y el 6%, facilitamos a nuestros clientes ahorros de más de 300.000 euros en comisiones», añade. Ofrece un paquete a partir de 295 euros.
Cliventa, también nacida en 2016 y con más de 120 clientes, es otra de estas agencias con «un nuevo modelo de negocio, una nueva forma de operar que se apalanca en la tecnología para dar una respuesta más efectiva y a un precio más competitivo al cliente», explica Alejandro Briceño, director general de Cliventa. Cuesta menos de 1.000 euros y se trata de un pago único que el vendedor puede decidir cuándo abonar, si al contratar o al vender. «Los clientes se ahorran unos 17.000 euros de media», añade.